martes, 5 de marzo de 2013

Super Sentai (36): Tokumei Sentai Gobusters (5 de 18)



Yoko/Yellow Buster. La más joven del equipo. De hecho, aun acude al instituto y más de una vez se la ve haciendo los deberes en la base del Centro de Control de Energía. Es también la que menos recuerda a sus padres. Tenía solo tres años cuando todo sucedió. No es que sea mi personaje favorito, pero tiene algo que me encanta: Es el primer personaje en la historia Súper Sentai en tener el conejo como motivo animal. No voy a ser objetivo en este caso: Me parece un excelente tema para un héroe o heroína.

De hecho, el poder que le da su Programa Vacuna está muy relacionado. Básicamente, posee fuerza sobrehumana en sus piernas.  Se la ve saltar más de cuatro pisos de altura y patear a enemigos que prácticamente acaban en órbita. De hecho, usa técnica de combate bautizada por ella como «Rabbit Kick». Su debilidad es la falta de azúcar en su riego sanguíneo. Su poder lo quema como un vehículo quemaría gasolina u otro combustible. Y si se queda sin energía, simplemente se desvanece, falta de fuerzas.

Al contrario que la de Hiromu/Red Buster, esta es una debilidad que no resulta risible. Yoko tiene que llevar siempre (y quiero decir literalmente siempre) una bolsa llena de dulces para comer. Pero no por gusto. Por pura y simple necesidad. Pensad un momento: Come dulces porque le es necesario. Sin azúcar, simplemente carece de fuerzas para otra cosa que no sea quedarse donde está sin fuerzas para nada.

Un rasgo que la caracteriza es sus frecuentes discusiones con Usada, su Buddyroid. Diría más, pero mejor dejarlo para cuando hablé de este montón de alta tecnología. Baste mencionar, eso si, que es lo mas parecido que ha tenido a un padre desde el accidente en el laboratorio. Sea por edad, personalidad o cualquier otra razón, Yellow Buster es la más consciente de que existen cosas más allá de su misión y su trabajo. Digno de mencionar porque ella es la que más inmersa ha estado en el mundo de la organización en la que trabaja. No ha tenido infancia, así de simple. De los tres a los dieciséis años solo ha entrenado y aprendido  usar sus capacidades.

Sin embargo ahí está. Sin perder la sonrisa. A veces pienso que sonríe por no llorar. Y otras que es más inteligente de lo que da entender y su sonrisa es la de alguien que sabe algo que los demás no.

En la próxima entrega conoceréis a su Buddyroid. Alguien peculiar.

¡Nos leemos!

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